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sábado, 1 de febrero de 2014

El miedo de Amaterasu



Siguiendo el hilo de la última entrada, nos encontramos en un momento en el cual la tríada divina está asentada y gobierna el mundo. Tsukuyomi es un dios que tiene poca importancia permitiendo que la acción recaiga sobre sus hermanos Amaterasu y Susanowo. En esta entrada continuaremos tratando  sobre la relación entre ambos dioses y los sucesos que se les atribuye.


Todos los dioses gobernaban aquellos lugares que se les había cometido a excepción de Susanowo. El Dios de las tormentas, lejos de cuidar los mares como se le asignó, comenzó a llorar y a gritar de manera que secó ríos, destrozó y arrasó campos y montañas. Izanagi1 molesto, le pregunto el por qué de su llanto a lo que respondió que echaba  de menos a su madre y el lugar donde nació, el país de las raíces2  (Ne-no-kata3).  Izanagi, aún más molesto, ordenó su destierro. Susanowo aceptó pero antes quería ver a su hermana en el Altiplano del Cielo para contárselo.
Amaterasu (la diosa-Sol) averiguó rápido que se acercaba su hermano, pues sus pisadas causaban gran estruendo y pensó:
 –“Seguramente mi hermano no viene con buenas intenciones. Estoy segura de que quiere arrebatarme el país.” 
Tras esto se dirigió al rio del Altiplano del Cielo, Yasu, donde se recogió el pelo y vistió rápidamente como una guerrera, blandiendo un arco y una espada en cada una de las manos pisando fuertemente el suelo, esperando la llegada de su hermano con una pose majestuosa pero lista para el combate. El hermano Susanowo, sorprendido,  explicó a su hermana que no iba con malas intenciones, tan sólo quería transmitirle el motivo que lo llevaba allí, su destierro.  Amaterasu, que conocía el carácter de su hermano4, no se fió y respondió: 
-“Si es como dices, ¿cómo podré saber yo que tu corazón es limpio y no esconde malas intenciones?”.   
 Susanowo le ofreció probar su sinceridad realizando un conjuro para tener hijos.

Ambos se dirigieron a la orilla del rio, cada uno en una parte de éste, donde se intercambiaron prendas y objetos. Amaterasu tomó la espada de Susano’o, la partió en tres partes, las enjuagó en el agua del manantial Manai, las tragó y tras soplar nacieron hasta tres diosas. Susano’o, por su parte, tomó una de las cinta de jade que sujetaban el pelo de su hermana, lo enjuagó en el manantial y lo tragó. De su soplido salió un dios que  daría lugar al nieto de la diosa-Sol y será quien funde el imperio. Susano’o cogió la otra cinta, y otras prendas hasta cuatro de las cuales nacieron hasta cuatro dioses siendo un total de cinco. Amaterasu con objetos de susano’o dio lugar a tres niñas mientras que Susano’o dio nacimiento a 5 niños con prendas de la diosa, por lo cual le dijo a su hermana:

 -“Como prueba de que mi corazón es sincero y luminoso, los hijos que he engendrado han resultado ser niñas delicadas. ¿No es ésa la demostración más clara de que te he vencido?”
   (Abajo, referencia de Susanowo en YuGiOh!)
A pesar de todo esto el autentico carácter de Susanowo salió tras la victoria, lleno de orgullo y como muestra de su superioridad, fue destrozando los arrozales de Amaterasu, y esparciendo heces por uno de los altares en los que ofrendaban las primeras cosechas. Amaterasu, como hermana suya, trató de justificar su actitud suponiendo que Susanowo lo había hecho ebrio. 

Pero tuvo lugar un suceso que haría cambiar de pensamiento a la Diosa-Sol. En una ocasión Amaterasu se encontraba  junto a una hilandera que le tejería una túnica como ofrenda. Susanowo  irrumpió por el tejado dejando caer un caballo celestial con la piel arrancada, el cual asustó a ambas mujeres siendo la hilandera la que por accidente,  intentando huir, se clavó la lanzadera del telar (un objeto apuntado) provocando su muerte. Amaterasu terriblemente asustada se ocultó en la Casa Rocosa del Cielo. Mientras Amaterasu permaneció escondida aquí, las tinieblas llegaron al Altiplano del Cielo quedándose a oscuras y atrayendo a divinidades malignas.

En la próxima entrada se tratará la salida de Amaterasu de su escondite (que sutilmente da nombre a este blog) y las aventuras de Susanowo por la tierra.


1 Cuando se incorporan en el relato los tres augustos hijos Izanagi deja de aparecer aunque se sabe que su morada podría encontrarse en Oomi.


2 Resulta muy curioso que Susanowo eche de menos a alguien que no conoció como su madre y la tierra en la que vivió. Algunos autores piensan que antes de nacer Hi-no-Kagu-Tsuchi y matar a Izanami, ésta daría luz a los hijos de la pareja divina. También se plantea la posibilidad de que al haber nacido mediante restos del país de las raíces, es decir, donde reside su madre muerta, tuviera cierto apego a este lugar. Personalmente creo que sencillamente ambas posibilidades son válidas ya que se trata de un mito conseguido a través del recuerdo (no está escrito hasta este momento, S. VIII) y por ello pueden haber variaciones.


3 Ne-no-Kata, el país de las raíces, en anteriores entradas llamado Yomi o país de las tinieblas. Se trata del mismo lugar.


4 Pues Susanowo se describe en los relatos como un barbudo desarreglado que generalmente actúa de forma poco respetuosa.

Bibliografía:

 Rubio, C., Tani Moratalla, R., Kojiki, cronicas de hechos antiguos de Japón, Madrid, 2008, pp. 69-75.

 Anesaki, M., Mitología japonesa, Edicomunicación, Barcelona, 1996, pp. 29-31

 Naumann, N. Antiguos mitos japoneses, ed. Herder, Barcelona, 1999, pp. 63-72

 Hadland Davis F., Mitos y Leyendas de Japón, ed. SATORI EDICIONES, Gijón, 2008 pp. 28-30

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